Andando a paso lento por los senderos en los que día a día me encuentro, he hallado una paz y una alegría digna de compartirse.
Cuando tengas la oportunidad de librarte de los afanes de la vida camina hacia donde lo necesites, cierra los ojos, respira, deja que el aire que te rodea aclare el bullicio de tu mente, ensordezca los ruidos de tu alrededor, y de a poco avanza, concéntrate en la cadencia de tus pies, evoca al recuerdo que te haga feliz, y da gracias por lo que fue, y si puedes seguir teniéndolo. Ahora teje nuevos recuerdos, busca algo en el paisaje que ancle ese momento a tu corazón, el cielo, el viento, algún lugar, dibujo, sonido o aroma, lo que te llene ahí, busca la voluntad de ver lo inmensamente rico que ya eres, lo hermoso que es tu ser, y sè feliz, no por que necesites algo màs para verlo, si no por que eres completamente consciente del valor de lo que te rodea.
Transmite esa felicidad a alguien, nunca sabes quien pueda necesitarlo, ten especial cuidado de fijarte si esa persona eres tu, es fácil pasar por alto lo que tienes justo en frente.
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