Me hes difícil describirte, porque tengo miedo a que mis palabras no te hagan justicia. Es tan preciada tu presencia que mi alma anhela tu voz, mi ser añora tu sonrisa y cada noche construyo majestuosas canciones en una mezcla de nuestros corazones, para consolar de a poco la tristeza que me invade al tener que privarme de tu compañía.
Sin embargo, encuentro fascinante nuestro pequeño infinito, aquel custodiado por la brillante luna que conoce nuestro secreto. Valoro las horas que gracias a tan absurdos artilugios, el cielo me concede. Gracias te doy por darme el honor de ser testigo de tus locuras, de tus mas oscuros pensamientos, de tu efímera ternura.
Mas temo no poder ser suficiente para igualar en manera alguna el efecto que me produces con el simple hecho de sorprenderte en mis sonrisas, puesto que no creo contar con la gracia y la sensibilidad para merecerte en cuerpo y alma, mas te ruego que me comprendas y si has de creer que he perdido la cordura, sera solo porque me has contagiado tu locura...
Anonima RA